Las brujas del viaje
Un día que estaba en la escuela, salí un momento del salón a hacer algo que ya no recuerdo que fue, cuando regresé a mi salón estaban platicando cosas de terror que les habían pasado, que habían visto, que habían leído o contado. Mi maestra Gaby dijo: “Yo un día estaba con mi amigo y me dijo que si quería me podía llevar a un pueblo que él conocía, que allá tenía una casa y que si gustaba me podía quedar a dormir ahí. Mi maestra contó que sí había cosas que le gustaban, por ejemplo, las puertas estaban rodeadas de limones, arriba de ellos había cruces y arriba de ellas una luz. Su amiga, que era esposa de su amigo, se reía de ella en la noche, le dijo: “Mañana te voy a contar algo, pero primero tienes que pasar una noche, si escuchas un ruido extraño no te preocupes, son los gatos, pero no abras la cortina. Mi maestra dice que cada vez se asustaba más y a pesar de todo mejor se durmió, pero que a las 7:00 de la mañana o un poco más temprano se escuchó en las ventanas como si los gatos la rascaran o como si tocaran, pero no abrió. Al otro día su amiga le dijo: “Bueno, como ya pasaste una noche aquí, te voy a contar lo que te había dicho, los rasguños no fueron los gatos, eran las brujas, por eso están los limones y las cruces”. Mi maestra ya se había asustado mucho, esa noche mientras iban por leche y pan en el carro, ya eran como las 11:30, y nos contó que empezó a ver como caían bolas de fuego del cielo, eso significaba que las brujas iban bajando. De tanto miedo, mi maestra se fue al día siguiente de aquel lugar.
