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 1a edición (2013) 

 

El proyecto empieza como una prueba piloto obteniendo algunas participaciones de autores que quieren contribuir para la creación de esta primera edición, obteniendo un buen resultado. Siendo además, un preámbulo para las siguientes ediciones.

 LEYENDA

 

La dama misteriosa

 

Hace tiempo me contaron esta historia, tenía una amiga que vivía junto al Canal Nacional que se encuentra en Av. Taxqueña y eje 3, ella acostumbraba hacer los deberes de la casa por las noches, ya que estudiaba por la mañana y en la tarde sus hermanos siempre estaban en casa y no dejaban de hacer tiradero.

 

Esa noche esperó a que todos se fueran a dormir y empezó a limpiar, sacudir y otras labores del hogar, pero al final dejó la limpieza de la cocina, la cual tenía una ventana que daba directamente hacia la calle. La noche estaba muy oscura y silenciosa, y una de sus tías ya le había advertido que no lavara trastes a altas horas de la noche porque sus vecinos le habían contado que se escuchaba un lamento y que en enseguida de eso, varios de ellos habían visto a una mujer vestida de negro cerca del canal. Sin embargo, mi amiga dijo que eran sólo tonterías, puesto que ella se había quedado muchas veces despierta y nunca había visto ni escuchado nada raro.

 

Así que un día entrada la noche, puso música en una grabadora. Transcurrieron unos minutos hasta que de pronto a su grabadora se le fue el sonido, sonriendo volteó a verla porque pensó que uno de sus hermanos le estaba jugando una broma y la había apagado a propósito. Busco alrededor y no vio a nadie, aún segura de que era una broma, se asomó a sus cuartos pero vio que estaban todos dormidos y todo en silencio.

 

Ya eran las 12 de la noche cuando en eso escuchó un golpe en la ventana, se asomó pero no vio a nadie, sin pensarlo decidió abrir la puerta, salió y se asomó, pero no obtuvo respuesta. Un tanto extrañada se dio la vuelta para meterse a su casa de nuevo y sintió que alguien la observaba. Una sensación extraña recorría su cuerpo, el miedo comenzaba a invadirla cuando regresaba hacia la entrada, fue entonces cuando de repente escuchó un lamento aterrador, lo escuchó muy cerca, ese sonido recorrió todo su cuerpo erizándole la piel y no pudo moverse por algunos segundos, se quedó paralizada en medio de la noche sin poder ni siquiera gritar, para ella ese instante parecía eterno.

 

En cuanto pudo moverse, entró y cerró la puerta. Sin embargo, su curiosidad era más grande, quería saber de dónde provenía ese alarido. Intranquila empezó a lavar los trastes y volvió a poner la música, pero no pasaron ni 5 minutos y la música se detuvo de nuevo. En ese momento volvió a escuchar un lamento, era un lamento aterrador de una mujer exclamando -¡¡aaaahhhhh!!-, pero esta vez pudo ver a través de la ventana a una mujer vestida de negro que flotaba mientras se escuchaba un sollozo. Al verla, mi amiga no pudo moverse otra vez, quiso gritar para que sus hermanos vinieran en su auxilio y de su garganta no salía sonido alguno.  Lentamente el espectro se acercó a su ventana, pero no tenía rostro. Segundos después, ella logró moverse, corrió hacia la recámara de sus hermanos, entró y se escondió entre sus camas. Por más que quería hablar, no podía articular una sola palabra, del miedo que sentía cerró los ojos. Pasaron varios minutos quizás horas, no supo ni en qué momento se quedó dormida.  

 

A la mañana siguiente, su voz había regresado y pudo contar su aterradora experiencia. Desde entonces ella prefiere irse a dormir antes de la media noche y no ha vuelto a ver a ese aterrador espectro.

Por Elizabeth Tezoco.

HISTORIA DE TERROR

SHE-WOLF

 Ella fue maldecida cuando aún se encontraba en el vientre de su madre. Al llegar a la adolescencia, su vida nunca volvió a ser la misma…

 Sola, sentada en un rincón, espera la llegada de la noche desde la ventana. Mira para los adentros de su alma. Esto no tiene nombre… No lo entiende y la enferma el sólo saberlo.

 

 Tenía que irse ahora, dejar este lugar sobrepoblado y congelado y tomar el primer tren que encontrara sin saber su destino.

 Sube y observa a la gente a bordo… a cada uno de ellos… a esas cosas sin vida, mientras viaja en medio de la triste y lluviosa noche de otoño.

 De pronto, el metal rechina contra el metal y el agudo sonido de los frenos del tren la despierta. La gente comienza a bajar y la miran de manera extraña; ella, en respuesta, clava su mirada iracunda en ellos y asustados caminan más rápido. No, ninguno de ellos parece comprender lo que lleva en su sangre.

 El tren queda totalmente desolado. Sólo ella está a bordo. Ahora puede sentir vibraciones en el suelo indicándole que el tren se pone en marcha de nuevo. La última estación ya está cerca.

 Baja y la encuentra vacía. Está sola con la noche, y guiada por el eco de la melancolía camina a través de aquel camino débilmente iluminado en el bosque. Es absorbida por la obscura noche. El frío y salvaje entorno roza su piel, y movida por sus sentidos corre hacia un claro que los árboles en la luz de la luna arrojan contra el suelo.

 La luna llena brilla sobre ella con toda su magnificencia. Entonces, lentamente levanta su rostro y dirige una afilada mirada hacia el hermoso astro… sus ojos se cristalizan. ¡¿Cómo podría resistirlo?! Sus venas se dilatan y sus músculos se tensan. Su garganta se libera de su nudo y emite un largo y lastimero aullido.

 Ha pasado tanto tiempo desde que ya no soy un humano… una mujer normal...

 

 

Por Carolina Enríquez.

HISTORIA DE TERROR

Broma o destino

María siempre fue una de mis mejores amigas… me parece increíble que ya no esté con nosotros… la carta que me llegó anoche viene a su nombre, no tengo ganas de abrirla, me da mucha tristeza lo que pueda decir, además apenas ayer la vi en su ataúd con una cara de tristeza, como si algo fuera a decir, no pude evitar llorar todo su velorio… no creo que sea buena idea abrirla por el momento, aunque no puedo evitar sentir mucha curiosidad. ¿Cómo pueden suceder las cosas tan rápido? Ni siquiera pudo volverse a levantar, pero así son los infartos, tenía días trabajando horas extra, sin tan sólo me hubiera escuchado un poco. Será mejor que abra la carta para salir de esta maldita duda, quiero saber que contiene esta extraña carta y por qué si todos los días nos veíamos nunca me la dio personalmente. ¿Qué es esto? ¿Una hoja de su diario con la fecha en que murió? ¿Quién querría jugarme una broma así? Ella no pudo haber escrito esto. Veré que contiene para salir de esta estúpida broma.

 

“Agosto 3, 1985. Me desperté nuevamente muy sobresaltada, últimamente he tenido pesadillas, sueño mi supuesta muerte… veo a todos llorando, y veo a alguien que es quien me roba la respiración para dejarme sin aliento… no logro ver quién es… pero me desespera mucho que todo el mundo anda llorando por mí y yo ni muerta estoy ¡qué tonterías ando soñando!... en fin, yo creo que últimamente estoy cenando mucho y por eso tengo estos sueños… Me apuraré para llegar temprano a trabajar, pero tenía que detenerme a escribir esto querido diario. Lo que si recuerdo es a mi amiga Ruth que me quiere sacar de mi tumba pero todo mundo cree que está loca, ¡vaya! Mi amiga Ruth no recuerdo desde cuando la conozco pero ha sido muy buena conmigo. Hoy la invitaré a comer para agradecer sus atenciones y contarle lo que me está pasando, tal vez ella tenga la solución. Espero que platicando con ella se le baje lo enojada, es que no me entiende que tengo que sacar todo este trabajo, que en cuanto lo haga tomaré unas vacaciones, será un buen pretexto para relajarnos, necesito hoy más que nunca de mi amiga. Nunca he sido una persona que se espante, pero ayer cuando pasé por el cementerio que queda de camino al trabajo, sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. No me gustaría estar cataléptica y que nadie se diera cuenta. Supongo que eso hoy en día ya no sucede la medicina es demasiado avanzada, aun así me provoca una fea sensación tener estos sueños. Gracias una vez más querido diario por ayudarme a relajarme.”

Esto no puede sucederme a mi Dios mío, ella murió en la madrugada, no puede haber ningún error. Qué tragedia podría despertar un acontecimiento así. La carta no tiene ni sellos postales y huele a su perfume. Esto tiene que ser una maldita broma. Dios mío dime que esto es una broma. ¿Qué puedo hacer? Si esto es verdad voy a vivir condenada para siempre por no haber hecho nada, pero yo no sé nada de medicina. María no me hagas esto, tu sabes que no puedo hacer nada, tu cuerpo fue cremado hace unas horas.

Por Alina Muñoz

HISTORIA DE TERROR

El despertar

 

-¡Corran, corran!- les gritaba Andrés mientras corrían por una calle desolada al anochecer. Llevaban  tantos días escapando que ya habían perdido la cuenta. De pronto la mochila de Crisitina, la hermana de su novia, cayó al suelo. Ella desesperada regresó a levantarla. Él le advertía que no se regresara, pero siempre fue una chica que no le gustaba escuchar a los demás, siempre hacía lo que quería. Andrés continuó corriendo mientras jalaba la mano de Lucía, su novia, con la intención de que corriera junto a él y no la atraparan.

Sin embargo como era de esperarse, por no hacerle caso algo mordió a Cristina. Él giró la cabeza para mirar hacia atrás y vio una niña pequeña que estaba aferrada a su brazo. Le arrancaba un buen trozo de carne mientras otros seres se arrojaban hacia ella. Lucía quiso detenerse y Andrés la jaló junto a él. Atemorizados corrieron un buen tramo sobre la acera para poder entrar a un edificio cercano. No había luz adentro, aún así entraron porque ya estaban apunto de atraparlos. Andrés apresurado metió la mano a su mochila y sacó una lámpara, continuaron corriendo por un pasillo largo y entraron hasta una bodega que se veía vacía. No era muy grande y no tenía muchos muebles. Ambos tomaron unas barras de metal y atrancaron la puerta, luego él comenzó a revisar el lugar. Buscó de un lado y del otro, todo parecía estar en orden y no encontró a ningún ser extraño dentro.

Se sentaron en un sillón viejo y polvoso a descansar. Entre las tablas que cubrían las ventanas, sólo se veían rayos tenues que eran producto de una luna llena que se asomaba aquella noche. Lucía lloraba inconsolable por lo que le había ocurrido a su hermana. Mientras secaba sus lágrimas, sacó de su bolso unas pastillas e ingirió una para tranqulizarse. De inmediato se durmió. Llevaban tanto tiempo sin dormir, sin descansar, que aún con lo sucedido, en poco tiempo él también se quedó dormido. Tenían muchas horas, más bien días en que no se sentían seguros. Era difícil dormir a partir de que empezó la infección. La vida se había convertido en un escape continuo, habían conocido lugares innimaginables pero ninguno seguro.

De pronto, algo despertó a Andrés. Miró su reloj y no había pasado ni una hora cuando un ruido fuerte lo había inquietado. Esos seres golpeaban las ventanas para poder entrar. Ya los habían encontrado. Las ventanas tenían barrotes y eso lo tranquilizaba. Trató de dormir de nuevo y no lo conseguió. Ese miedo constante que los atemorizaba minuto a minuto no se lo permitía. Recuerdos violentos asaltaban su mente. Miraba fijamente y sin distracciones la puerta que habían atrancado con anterioridad, pensaba que podrían encontrarla y entrar a comérselos. No fue en vano su suspicacia, en pocos segundos notó que levemente se movía la puerta. En cada segundo era más fuerte el intento para abrirla. Querían entrar y él no estaba preparado para ello.

Sacó una pistola que llevaba guardada en su mochila, alguna vez  fue de su padre y creyó que nunca iba a tenerla entre sus manos. Era negra y brillante. Semanas atrás, había logrado sacar varios cartuchos cuando la tomó de la habitación de su papá, y ahora solo quedaban dos balas. Las guardó con ahínco teniendo la seguridad de que un día los liberarían de aquel infierno.

Miraba a Lucía dormir mientras escuchaba fuertes golpes y jaloneos en la puerta, pero eran aún mas fuertes y estremecedores los manotazos en la ventana mezclados con la lluvia que ya empezaba a caer. Todos esos sonidos hacían que su cuerpo se erizara a causa del miedo. Quería terminar en ese mismo segundo con la pesadilla. Su novia dormía profundamente, tanto cansancio y el sedante que tomó, mitagaban los ruidos incesantes que se escuchaban afuera sin interrumpir sus sueños. La puerta ya estaba por ceder. Tembloroso tomó la pistola y apuntó a la cabeza de ella, cerró los ojos y disparó sin reparos, luego puso la pistola en su sien derecha y tiró dudoso del gatillo mientras veía entrar corriendo a un grupo de personas que portaban máscaras anti gas y cuchillos en las manos. Su vista se nublaba a la vez que ellos cerraban la puerta para que no los atraparan.

Por Carmen Cardozo

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